Ve Hacia Tu Libertad

De Vendedora Fitness a Empresaria Digital

Hija de una maestra y un peluquero, elegí la Psicología para entender la mente y ayudar a otros. Mientras estudiaba, trabajaba en ventas y di clases de Pilates. Así comenzó mi misión: transformar vidas desde adentro.

Emprender sin tener nada

Un día tomé una decisión que lo cambió todo: emprender sin tener nada. Ni ahorros, ni experiencia. Solo tarjetas prestadas, fe y una visión. Estudiaba, trabajaba y a la vez construía mi negocio digital.

Viviendo mi sueño

Después de dos años, renuncié a mi empleo para vivir de mi sueño. Fue arriesgado, pero valió cada paso: emprendía, estudiaba y trabajaba a la vez.

Me recibí como Coach, lideré equipos, di conferencias y logré vivir 100% de lo digital. Impactar vidas a través de una transformación de mentalidad se volvió mi propósito.

Invertir en mi mente

Viajé a Dubái y Panamá para capacitarme en ventas y liderazgo con Jordan Belfort. Ese mismo año me certifiqué como Closer y Growth Marketer.

Vulnerabilidad y fortaleza

No todo fue crecimiento. Viví una gran crisis: una separación, pérdidas importantes y la enfermedad de mi abuela. Todo se tambaleó. Me invadió la ansiedad, me sentía vacía. Pero no me rendí. Con ayuda sané, reenfoqué mi vida y volví más fuerte. Comprendí la importancia de haber invertido todos mis años en capacitación y mentores. En los buenos momentos son necesarios pero en los difíciles son cuando comprendes su verdadero valor.

Conociendo el Amor de Jesus

Me mudé a Puerto Madero, una meta que había soñado durante años. Había logrado mucho… pero dentro mío aún me sentía vacía. Creía en Dios, pero no conocía el verdadero amor de Jesús. Busqué llenar ese vacío con fiestas, exigencias, alcohol, y terapias de todo tipo. Hasta que lo encontré a Él. Nada me transformó tanto como rendirme al amor de Cristo y renovar mi mente. Encontré mi verdadera identidad en Él.

Mi verdadera identidad

Hoy, después de 8 años emprendiendo, vivo mi mejor momento. No por lo material, sino porque vivo en propósito. Sin vicios, sin máscaras. Con hábitos que me nutren, con paz, y una vida alineada. Y si algo aprendí, es esto: Podés tenerlo todo… pero si no tenés propósito, seguís vacío. Pero cuando vivís desde tu verdad, desde tu identidad en Dios, ya no necesitás demostrarle nada a nadie. Sos libre.